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La industria es responsable de cerca del 25% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Este sector juega un papel decisivo en la lucha contra el cambio climático y, por tanto, en la transición hacia la neutralidad ambiental.
En este contexto, la descarbonización industrial se posiciona como un eje central de las políticas públicas y privadas en materia de sostenibilidad.
¿Qué es la descarbonización industrial?
La descarbonización industrial consiste en la reducción progresiva y sistemática de las emisiones de carbono asociadas a procesos industriales. Implica sustituir combustibles fósiles, electrificar procesos, incorporar tecnologías limpias y mejorar la eficiencia energética. También abarca acciones de mitigación indirecta, como el uso de materiales reciclados, la economía circular y la optimización de recursos hídricos y térmicos.
A diferencia de otros sectores, la industria enfrenta retos técnicos particulares para lograr estos objetivos sin comprometer su competitividad, productividad o viabilidad económica.
Plan de descarbonización: barreras y estrategias clave
Diseñar un plan de descarbonización efectivo requiere comprender y afrontar una serie de desafíos estructurales:
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Transición energética incompleta
Aunque la electrificación de procesos industriales avanza, muchas operaciones críticas aún dependen del gas natural, el carbón o derivados del petróleo. Tecnologías como el hidrógeno verde o la captura y almacenamiento de carbono (CCS) se presentan como soluciones prometedoras.
- Cumplimiento normativo creciente
La Directiva de Emisiones Industriales, el Pacto Verde Europeo y el paquete Fit for 55 marcan una hoja de ruta exigente. Para 2030, las industrias deberán reducir sus emisiones un 55% respecto a 1990, y para 2050 alcanzar la neutralidad climática.
Además, a nivel estatal se observa una evolución cada vez más exigente en cuanto a la definición de estas estrategias. Destaca la entrada en vigor del Real Decreto 214/2025, que regula la obligación para ciertas empresas (y Administraciones públicas) de elaborar y publicar su huella de carbono y un plan de descarbonización.
Cumplir con esta normativa implica modernizar equipos, adoptar nuevas tecnologías y certificar avances mediante estándares reconocidos.
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Presión económica y social
Además de los retos técnicos, muchas empresas enfrentan tensiones financieras, necesidad de retorno de inversión a corto plazo y demandas crecientes por parte de clientes, inversores y reguladores.
Aquí, la reducción de emisiones no solo es un deber ambiental sino una vía para acceder a financiación sostenible y mejorar su reputación ESG.
Sostenibilidad industrial: visión 2050
La sostenibilidad industrial no se limita a una menor huella de carbono. También implica:
- Reducción del impacto ambiental de la industria en términos de uso de agua, residuos y biodiversidad.
- Aplicación de industria 4.0 y sostenibilidad, mediante tecnologías de análisis predictivo, sensórica y automatización.
- Gestión integral del capital natural y los servicios ecosistémicos en los que se inserta la actividad productiva.
- Adaptación a escenarios climáticos futuros mediante análisis de riesgos y vulnerabilidad operativa.
Estos factores refuerzan la necesidad de estrategias integradas y multisectoriales, que consideren tanto los ciclos de vida de los productos como la trazabilidad de emisiones.
Un reto compartido hacia la neutralidad ambiental
La descarbonización industrial es un proceso complejo pero ineludible. A medida que las exigencias regulatorias y sociales se intensifican, las empresas que actúen con anticipación estarán mejor posicionadas para liderar una economía baja en carbono.
Si estás evaluando opciones para descarbonizar tu actividad industrial, conoce cómo +POSITIVE puede ayudarte a diseñar un plan realista hacia la neutralidad ambiental.
Publicado el 09/12/2025
